viernes, 27 de julio de 2012

Cultura mexica ( V )



Economía y comercio

Hemos de suponer que al principio no fue fácil la supervivencia para los mexicas en el islote, en Tenochtitlan. La porción de tierra donde se asentaron no ofrecía de todo lo que se pudiese necesitar para desarrollarse como sociedad, como lo hicieron en no mucho tiempo. Rodeados de agua y alejados de las sierras se dedicaron a la explotación de los recursos lacustres, la caza, la pesca y la recolección de los productos que la laguna les ofrecía. Entre las aves acuáticas perennes estaban diferentes clases de patos, grullas, chichicuilotes, y otras que acudían cada año como los pelícanos, a los que los mexicas creían las gobernantes de todas ellas. Entre los peces se inclinaban por el amilotl y el xohuilin, aunque no despreciaban cualquier otro bicho viviente que pudiera servir de alimento como las ranas, renacuajos, camaroncillos, ajalotes, y diferentes sabandijas.

Sin embargo, aunque la tierra prometida les daba para alimentarse a duras penas, como digo anteriormente, no era lo suficiente para cubrir las necesidades de la población. La explotación de estos recursos les permitía comerciar con los otros pueblos de la ribera de la laguna, intercambiándolos por productos agrícolas y materias primas que no hallaban en el islote, tales como piedra, madera o cal, tan necesarias para vivir y la construcción de sus edificios y de las chinampas, con las que fueron ganándole terreno a las aguas de poco fondo y desarrollando una agricultura auto-suficiente, que terminó por convertirse en la base de la economía mexica. El cultivo sobre las chinampas o islas artificiales es una de las características aztecas a resaltar. Construidas con cañas, ramas y barro, y ancladas con palos, sobre las bandejas flotantes se cultivaban chile, frijol, calabazas, ají tomates y otras especies, junto a grandes cantidades de maíz que fue la base de su alimentación. Además conocían las técnicas del barbecho y la irrigación mediante diques y acequias, lo que les permitió transformar la laguna en unas tierras fértiles que nutrían con abonos vegetales y animales.

El hecho de que las ciudades-estados del Centro de México dependieran en gran medida del tributo que les otorgaban otros pueblos conquistados y sometidos, permite pensar que otro de los soportes importantes en la economía de los aztecas fue la guerra de conquistas. El crecimiento de la población en el Valle de México, que se calcula alrededor de un millón y medio en 1.519, fue lo que impulsó a los mexicas a conquistar otros pueblos al tiempo que desarrollaban el comercio con otros lugares, vecinos y también más alejados. Esta expansión les permitió acceder a otros productos demandados por la población, eran el caso del cacao, algodón, caucho, miel, plumas, metales y piedras preciosas.

Las zonas chinamperas de la Cuenca, Xochimilco y Chalco, fueron las primeras en ser conquistadas, lo que les aseguró prácticamente el abastecimiento de alimentación. Conquistada la Cuenca le siguió el Valle de Morelos, con lo que el algodón, además de otros productos, comenzaron a hacer su aparición en las ciudades-estados de la Triple Alianza en forma de tributo. Al control de estos territorios se les fueron sumando otros hacia el sur y algunas regiones de Guerrero, como Teopancuacuilco y Cuetzallan. Los tributos y las riquezas que se obtenían por esta vía fue la base para que los aztecas ampliaran su imperio hasta llegar a convertirse en el más extenso de toda la Mesoamérica precolombina.

Los calpixque eran los funcionarios especiales encargados de recaudar y transportar las mercancías tributadas, que la mayoría de las ciudades sometidas pagaban una o dos veces por año. Esto dependía de los productos demandados para abastecer el imperio.

No obstante, el tributo no era la única manera de acceder a otros productos demandados por la población, para ello estaban los comerciantes, los pochtecas, en su orden social y legal. Ellos se encargaban de localizar los productos en los confines del imperio y enviarlos a Tenochtitlan. La experiencia de estos comerciantes determinaba el valor de los artículos al intercambiarlos por otros.

El cacao fue la semilla que sirvió como referencia de valor, como primera moneda, a la que le siguieron otras como el polvo de oro en canutillos, las mantas o las hachas de cobre en forma de T. Se cree que, al igual que en el imperio incaico, los aztecas celebraban ferias de comercio, donde los pochtecas hacían el trueque entre sus productos para conseguir los artículos de lujo traídos desde otras ciudades y naciones. Así mismo se considera que para su época de esplendor, Tenochtitlan poseía el mercado más grande del mundo que se ubicaba en la plaza central de Tlatelolco, donde se comercializaba cualquier producto imaginable, desde esclavos y prisioneros de guerra hasta frutas, cacao o plumas de aves exóticas.

El mercadeo o comercio azteca se realizaba a dos niveles bien diferenciados. Mientras uno, a nivel exterior, servía o tenía como propósito abastecer a la nobleza de productos exóticos de lujo, como ropa, plumas, maderas, pescado u otros frutos, el otro de menor escala tenía como sentido el abastecimiento interno a nivel local. El cacao, además de los nutrientes que aportaba como alimento, tenía la virtud de servir de compensación en el equilibrio entre el valor de los productos. Así por ejemplo: una manta equivalía a un par de sandalias y diez semillas de cacao.





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