jueves, 11 de septiembre de 2008

La memoria ecuánime (Lázaro Cárdenas)


"De bien nacido es ser agradecido". Los españoles que no vivimos aquellos días no valoramos en su justa medida la importancia que tuvo el presidente mexicano Lázaro Cárdenas con su actitud humanitaria respecto a los exiliados compatriotas de la guerra civil. Su calidad política y humana tiene pocas comparaciones en cuanto a estadistas en la historia y hay que rebuscar mucho en los anales para darse cuenta que pocos se encuentran de su caché, de su nivel, de su honradez y de su generosidad.

Hace algunos años se homenajeó su figura y se agradeció con su reconocimiento por todo lo bueno que regaló a España, a los españoles, en unos tiempos difíciles, de los más crueles de la historia contemporánea de nuestro país. Pero siempre será poco comparado con lo que nos ofreció desinteresadamente y esto no podemos dejarlo en el olvido, ni desvalorarlo con el paso del tiempo. Pocos españoles conocen lo que hizo México y su presidente Cárdenas por nuestros antepasados que huían de la guerra, del hambre, del fascismo que se apoderó de Europa y de la muerte, a manos de los que privaron, robaron a España su democracia mediante las armas de Hitler y Musolini.

Decididamente estaba en que pasaría de puntilla por la política, pero es imposible comentar sobre este tema sin tratarla. La política es el manual de acción por el que se rige la sociedad y dependiendo de quien la ejecute nos va de una manera o de otra, y aunque los frutos de las políticas no se ven a simple vista sí se intuyen cuales son las intenciones del ejecutor y sus posibles consecuencias. Otra cosa son las piedras del camino y las conspiraciones e intereses de terceros. Cierto es también que no siempre se consigue lo que se propone pero que no se consiga no resta honradez en el intento.

Lázaro Cárdenas fue un presidente idóneo para un tiempo determinado, que no solo luchó por su país sino que su voz y protesta siempre estuvo donde la injusticia se instalaba y su esfuerzo donde los necesitados demandaban ayuda.
En el verano del treinta y seis, el acuerdo de "no injerencia" del resto de los países dejaron a España sola ante el avance fascista y cuando nadie acudió a la ayuda requerida por la democracia española, excepto los brigadistas internacionales que de todo el mundo se sumaron a la defensa de la República, apareció Lázaro Cárdenas y con él México, abriendo las puertas de su país a todos los refugiados españoles. Su principal y primera preocupación fueron los niños y por ellos hizo un ofrecimiento al presidente de la República española Manuel Azaña para acogerlos: "Traigan los niños para acá", le dijo, gesto que agradeció el presidente y todos los republicanos españoles.

Cárdenas y México fueron fieles a la república española y lo fueron demostrando según se presentaron las necesidades, abriendo las puertas a todos los republicanos que quisieran asentarse en México. Lázaro Cárdenas conocía el valor de la República española que plantó cara al caciquismo que se hizo fuerte en la madre patria. Quizás porque a él también le tocó luchar contra los que se habían apropiado de los frutos de su país, exprimiéndolo hasta dejarlo sin jugo.
Fue el único mandatario internacional que llevó el problema de España a la Sociedad de Naciones para que interfiriera en el conflicto, pero esta se excusó alegando el tratado de "No intervención europeo".

Éste estadista en letras mayúsculas no solo ayudó a España, a los republicanos perseguidos que huyeron a Francia, donde se encontraron de frente con el fascismo más cruel si cabe, en los campos de concentración apiñados, niños, mujeres, ancianos, enfermos, hasta que los salvó de un final incierto ofreciéndole asilo. Sus criticas se oyeron en foros internacionales protestando contra la invasión de Etiopía por parte de la Italia fascista, o contra el régimen nazi cuando añadió a Austria a su territorio y agredió a Checoslovaquia en 1938.

La revolución de Lázaro Cárdenas en México propició la nacionalización de las grandes compañías petroleras y de los ferrocarriles, el reparto de casi dieciocho millones de hectáreas en ejidos que mejoró las condiciones de vida de los campesinos. Su empeño en la modernización del país destacó en la educación, aumentó las escuelas, impulsó la educación mixta y luchó contra el analfabetismo hasta en el último rincón de México. Favoreció a los más necesitados, defendió siempre la legalidad y profundizó en la democracia, propiciando la creación de otros partidos como el Partido de Acción Nacional (PAN).

Por todo esto y por un buen puñado de razones más, que no añado por no convertir este articulo en algo eterno, Lázaro Cárdenas que nació en Jiquilpan, Michoacán, en 1895, se merece un lugar privilegiado en la justicia ecuánime de la memoria española, por su honradez y generosidad con los necesitados.



http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/

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