domingo, 6 de mayo de 2012

Cultura tolteca ( II )


... La llegada de Topiltzin al trono tolteca dio un giro a esta civilización, no solo cambió de capital sino que hizo de Tula un centro donde la cultura floreció, como lo demuestran los vestigios arqueológicos de la época. El asentamiento antiguo de la ciudad, Tula Chico, que se sitúa a 1,25 km. del centro ceremonial conocido como Acrópolis. El traslado de capital permitía a esta ciudad convertirse en un punto geográfico estratégico desde donde dominar los valles del Mezquital y México. A Quetzalcóatl se le atribuye la fundación de la mítica capital tolteca y la responsabilidad de que se conviertiera en un centro refinado culturalmente. Pero si "Serpiente emplumada" es el que se lleva los honores de monarca fundador, los de grupo étnico recaen en dos, entre los toltecas-chichimecas, al grupo que pertenecía Topiltzin, y los nonoalcas.

Las fuentes históricas y mitológicas coinciden en que los grupos emigrantes fundadores de Tula procedían de un lugar llamado las Siete Cuevas, Chicomoztoc, el legendario lugar de los chichimecas. El término chichimeca significa literalmente gente que proviene de Chichimani, "lugar donde se mama", se empleaba para definir a las tribus nómadas que vagaban por el México noroccidental. En las crónicas de la conquista los españoles describían a estos grupos como pueblos que no elaboraban ningún tipo de cerámica, que iban desnudos y que tampoco practicaban la agricultura, por lo que sus vidas estaban expuestas constantemente a la hambruna. Tolteca-chichimeca denota una contradicción en sí, pues si chichimeca se refiere a pueblo joven o nuevo, tolteca implica una referencia a civilización y sofisticación, una incoherencia en el significado del término compuesto, aunque nos resultaría más aceptable si conociésemos que la definición se les aplicaba a la gente que estaba en un nivel superior de la escala cultural y que empezaban a mejorar su forma de vida.

Por el contrario, el otro grupo étnico colaborador y partícipe en la creación de la civilización tolteca, los nonoalcas, aportaron una cultura más desarrollada. El vocablo nonoalca se refiere a la gente que hablaba mal el náhuatl. Nonoalco, que significa "donde el lenguaje cambia", se sitúa geográficamente en el estado de Tabasco, en la Costa del Golfo. Hasta llegar a Tula, durante el periplo migratorio vivido por los nonoalcas se fueron fusionando con otros grupos que hablaban náhuatl, incluso con teotihuacanos que por esa época abandonaban la gran ciudad ya en decadencia. Desde su salida de la Huasteca, antes de llegar a Tula se detuvieron a mitad de camino, en Tulancingo, donde enseñaron sus diferentes oficios así como la construcción de templos de piedra e introdujeron el culto a la Serpiente Emplumada, un culto que compartían tanto los pobladores de la Costa del Golfo como los teotihuacanos. Esta afinidad religiosa también con el monarca tolteca que se me antoja tuvo mucho que ver a la hora de fusionarse en convivencia los dos grupos étnicos, los toltecas-chichimecas y los nonoalcas.

A la fundación de Tula, Topiltzin llevó a los nonoalcas para que aportaran sus conocimientos en la construcción de la ciudad, a sus arquitectos, artesanos y escultores, que fueron los que aportaron un grado cultural más alto. El reinado de Quetzaltcóatl fue muy próspero y cubrió sus aspiraciones culturales, los pintores, carpinteros, albañiles, alfareros, hilanderos y tejedores, lapidarios, sabios, curanderos y otros artesanos nonoalcas aportaron sus conocimientos y convirtieron Tula en una ciudad floreciente.

Las fuentes escritas también nos sitúan ante un monarca excepcional, un hombre sabio que, además de afianzar el culto a Quetzalcóatl, trató de repudiar los sacrificios humanos, un detalle muy significativo en un contexto cruel generalizado en el aspecto religioso. No es de extrañar que ante tal pensamiento "humano" le surgieran detractores y que algunos de sus súbditos se revelaran contra él con reacciones adversas que buscaban como fin el desprestigio. No tardaron en encontrar el punto más débil, el que lo ponía ante su pueblo como simple humano y que le hizo caer del pedestal sacerdotal. Sí había una norma estricta que debía de respetar en su calidad de sacerdote esa era la de preservar la castidad, algo que según las fuentes escritas perdió tras emborracharse. Cuentan que fue víctima de un engaño, que lo embriagaron con un brebaje con excusa medicinal y que al despertar comprobó su quebrantación de la norma de castidad. Aquello propició que Topiltzin perdiera el rango de sacerdote, aunque no la de monarca.

Sin embargo, aquella quebrantación ante su pueblo le indujo a abandonar el trono y exiliarse. La historia cuenta que su exilio sucedió en el año 987, en un año 1-caña, con destino a la península de Yucatán, donde tomó el nombre de Kukulkán y vivió hasta los 53 años, según cuenta el Códice Chimalpopoca. La marcha de Topiltzin dejó una promesa ante su pueblo, la de regresar a Tula en un año 1-caña, como el de su nacimiento y el de su partida. Esta promesa histórica tuvo su peso decisivo siglos más tarde en la conquista española, cuando Moctezuma Xocoyotzin confundió a Hernán Cortés con el exiliado monarca tolteca, al coincidir justamente en un año 1-caña, creyendo que se trataba de la deidad Quetzalcóatl, o de un emisario suyo, que regresaba para reclamar su trono.

Tras el exilio de Topiltzin fueron varios los soberanos que le sucedieron, entre ellos Huémac, que tomó el gobierno de los toltecas a finales del siglo X. Durante su reinado se dieron una serie de movimientos chichimecas procedentes del norte que acudían a la llamada de la fama de riqueza de los toltecas. Las crónicas escritas revelan que fue Xólotl el personaje que dirigió a las tribus chichimecas causantes de la destrucción de Tula, cuyas armas eran superiores a las de los toltecas, que se enfrentaron con el atlatl y el hacha de madera a los arcos y flechas que traían los invasores. El final del reinado de Huémac se transformó en un cúmulo de calamidades y guerras internas que dieron como resultado el principio de la decadencia y un retroceso cultural en todo el Valle de México. Las estimaciones extraídas de los trabajos arqueológicos llevados a cabo en la zona dicen que la ciudad cubría una extensión de al menos 4 kilómetros cuadrados y que podría tener una población que rondaba los 20.000 habitantes, la misma cantidad de moradores que la abandonaron en el momento de su destrucción, tratando de huir de las tribus chichimecas que la asolaron.


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1 comentario:

  1. Saludos estimado amigo,por tus aportes a la historia de los pueblos originales

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