sábado, 3 de septiembre de 2011

Cultura huasteca ( IV )


Las expresiones artísticas de los huastecos no fueron tan esplendorosas como pudieron serlo las de otras culturas mesoamericanas, aún así, no se les puede catalogar de arte pobre. Lo que se conoce sobre su pintura es prácticamente lo que encontramos en su cerámica, un campo donde sí se dieron buenos artistas, al igual que en su relevante escultura, con piezas realmente notables. Aunque la región conservó parte de sus rasgos arcaicos en la lengua, los ritos y la elaboración de piezas artísticas, la influencia de otros pueblos mesoamericanos, especialmente procedentes del Altiplano Central, se hizo notar sobremanera. Principalmente de Teotihuacan durante el Clásico y lo proveniente de Tula y los mexicas en el Posclásico.

Arquitectura

Los restos arqueológicos encontrados reflejan cómo se fueron extendiendo por el territorio los grupos de tradición costeña. Nos muestran que los primeros asentamientos se dieron en la zona norte de Veracruz y el sur de Tamaulipas, para más tarde extenderse por la llanura costera, por la de San Luis Potosí y la Sierra de Tamaulipas. La llanura costera fue testigo del avance que continuaron durante el periodo Clásico hasta llegar al Altiplano potosino, extendiéndose más tarde hasta Querétaro, la sierra de Hidalgo y el norte de Puebla.

Los primeros asentamientos en la Huasteca fueron pequeñas y dispersas aldeas constituidas de algunas casas de barro y varas, principalmente de planta oval. Luego vinieron las casas construidas sobre pequeñas elevaciones artificiales tratando de evitar la humedad. La construcción de las plataformas que sostenían sus templos comenzó más tarde, posiblemente entre los años 1 y 100 de nuestra era.

Los perfiles identificativos de la arquitectura huasteca comenzaron a darse entre los años 200 y 500, fue cuando dominaron las formas circulares o derivadas del círculo con las que levantaron plataformas y templos. Esta característica en formas circulares u ovales es propia de los huastecos, al menos en esa creencia se apoyan los investigadores tras comprobar que estas ideas arquitectónicas surgieron mucho más tarde en las otras áreas culturales que tuvieron contacto con la Huasteca.

En todo el territorio podemos encontrar infinidad de montículos circulares llamados cúes, donde construían sus adoratorios. Muchos de ellos se localizan en El Ébano, Tancahuitz, El Tamuín y Cacahueanteco, sin embargo, esto es considerado la punta del iceberg arqueológico, por el poco terreno explorado en relación con la zona. Algunas de las plataformas están recubiertas con piedras y de estuco que muestran restos de pintura, es el caso de la pequeña estructura circular de El Tamuín, decorada con un mural pintado en rojo oscuro sobre un altar cubierto de estuco.

La etapa de mayor desarrollo cultural de los huastecos se sitúa en el Posclásico, es durante este periodo cuando se construyen El Tamuín, Cacahuantenco y Las Flores, al norte de Veracruz, y Buena Vista, El Ébano y Tancahuitz en el estado de San Luis Potosí. La culpa de que no sea mucho lo que se conserva de la arquitectura huasteca la tienen especialmente los materiales perecederos con los que construyeron. Sus estructuras se recubrían con techos de madera y hojas de palma, y otros materiales que no sobrevivieron al paso del tiempo. Es por eso por lo que sólo se conservan restos de los basamentos y muros de aquellos edificios mayoritariamente de forma circular o con esquinas redondeadas, sobre las que se encontraban los templos dedicados a sus dioses, especialmente a Quetzalcóatl, en su evocación al dios del viento Ehécatl y las viviendas de la clase superior.

Escultura

De todas las expresiones artísticas de los huastecos la escultura es su medio más importante, es en este campo donde se encuentra la mejor representación de esta cultura. La piedra arenisca, una roca sedimentaria integrada por arena de cuarzo, es el material más utilizado para labrar las notabilísimas piezas escultóricas que se conservan y que dan importancia a la cultura huasteca. Son varias, distintas, las características que identifican a sus esculturas, generalmente inexpresivas, de representaciones mayoritariamente humanas, de animales y rara vez zoomorfas. Dentro de la amplia gama de figuras se distinguen las de sexo indefinido. Su imagen estilizada y lineal ha provocado que muchas de ellas fueran confundidas con formas de adolescentes. La mayoría son representadas de pie y con la mirada siempre al frente; las femeninas con los brazos sobre las costillas o el vientre y las masculinas con un brazo sobre las costillas y el otro extendido. Los extensos y complejos tatuajes corporales y faciales, así como sus tocados, el cónico y el de forma de abanico, que se combinan en ocasiones, son detalles propios e inconfundibles de la escultura huasteca.

El museo Nacional de Antropología de la ciudad de México y el Museo Regional de Antropología de la ciudad de Xalapa son dos centros artísticos que recogen gran parte de las figuras escultóricas encontradas, especialmente en este último. Entre las más reconocidas se encuentra el Adolescente Huasteco, que representa a un sacerdote joven de Quetzalcóatl que lleva en la espada un niño que simboliza el sol. La Apoteosis es una figura humana que muestra dos caras, cuyo significado es una dualidad, por el frente de la escultura muestra la vida y por la parte posterior a la muerte. Entre ellas hay un tipo de figuras que son frecuentes y que se les llama "viejitos", en postura encorvada y recargados sobre un pene, por lo que también se les conoce como "viejitos libidinosos", que representan a la vida. El viejito le abre paso a nuevas vidas, es la expresión del ciclo de la renovación universal.

De la misma manera que con la piedra, los huastecos encontraron en las conchas un material idóneo para realizar objetos de muchas y diferentes formas, como anzuelos, agujas, botones, cinceles, anillos, brazaletes, pulseras, orejeras, cuentas para collar, pendientes, pectorales lisos, cascabeles, trompetas. Un sin fin de utilidades que tiene su mayor mérito en las escenas míticas y religiosas de una notabilísima calidad plástica que grabaron en pectorales.

Cerámica

El estudio de la cerámica es un requisito importantísimo para conocer el desarrollo cultural de los pueblos mesoamericanos. Analizando su cerámica se pueden definir sus épocas evolutivas, los motivos religiosos y la estética de aquellos pobladores, así como los recursos tecnológicos. De la misma manera resulta interesantísima la información que se obtiene sobre las rutas comerciales existentes y los intercambios entre culturas.

La cerámica huasteca de los primeros periodos de la costa ha sido identificada con otras del Veracruz central, del área maya e incluso con las primeras fases de Monte Albán. Es alrededor del año 300 (Pánuco III) cuando los investigadores estiman que apareció la llamada cerámica de pasta fina, que tiene como característica especial su acabado y la dureza superior a otras de anteriores periodos. La inexistencia, o que no se hayan encontrado restos, de este tipo de cerámica en otras áreas de Mesoamérica, ha hecho que los arqueólogos coincidan en la creencia de que su origen se encuentra en la Huasteca y que no existieron vínculos cerámicos con otros pueblos, aunque se han hallado desarrollos similares en el centro de Veracruz.

Para el cuarto periodo o Pánuco IV la cerámica huasteca comenzó a tener una fisonomía propia, entre los años 700 y 900, que no muestra ninguna relación o parecido con otras. Sin embargo, las cerámicas pintadas de rojo en el exterior guardan similitud con las de El Tajín del periodo Clásico, lo que ofrece la posibilidad de que pudiera deberse a un desarrollo cerámico común. En el Posclásico, la influencia de otras culturas en la cerámica huasteca es clara. La denominada de Las Flores es la más notable de todas cuantas se realizan y muestran el vínculo existente con las del área maya y el centro de Veracruz. En el último periodo, cercano a la llegada de los españoles, la cerámica huasteca era un producto comercial importante, por el norte hasta el río Bravo y por el sur hasta Nautla y Cempoala.

También las figurillas huastecas surgieron desde el principio, desde el periodo Preclásico se han encontrado algunas piezas que tienen una influencia clara con la cultura olmeca. Aunque sus rasgos fueron otorgándole una identidad propia, el uso de los moldes las identifica con las técnicas realizadas en otras zonas mesoamericanas.

Pintura

La pintura no es el apartado artístico más relevante de los huastecos, más bien todo lo contrario, son muy pocas las representaciones pictóricas que se han conservado hasta la actualidad. Es el soporte cerámico el medio por el que nos podemos hacer una idea de cómo eran sus pinturas artísticas.

Su débil arquitectura, su vulnerabilidad, no ha permitido seguramente que muchos de sus murales hayan llegado a nuestros días. Por suerte no todas estas expresiones pictóricas las devoraron el tiempo y la naturaleza. Es el caso del mural encontrado hace más de medio siglo, en 1.946, por los arqueólogos del Instituto Nacional de Arqueología e Historia, cuando exploraron el edificio A de la zona de El Tamuín, San Luis Potosí. El muro hallado estaba cubierto con un fino acabado de estuco blanco sobre el que se representaban motivos de plumas, círculos y adornos de personajes ya borrados. Los cinco primeros parecen sentados, con los ojos típicos huastecos y los dientes limados, que portan abanicos y grandes tocados; otros aparecen en actitud de caminar y muestran máscaras diversas, así como complejos tocados, abanicos, orejeras, gorros cónicos, sonajas, máxtlatl con la punta redondeada y vírgulas de la palabra saliendo de sus bocas como entonando un canto; y grecas. Todo en color rojo. La influencia de estas pinturas son claramente tolteca, por lo que se estima fueron creadas en el siglo IX de nuestra era.




4 comentarios:

  1. ¡Te la rifas carnal, te la rifas! ya casi me resolviste toda la tarea, ¡que chuchito te bendiga con mucho placer esta noche!
    att otra vez el Marce

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    1. Gracias Marce. Me alegro de que te haya podido servir de ayuda. ¡Saludos!

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  2. Un abrazo fraterno y de gratitud por difundir la historia y los alcances culturales de mis antepasados téenek. Rosendo Martínez "El Indio Tohueyo".

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  3. Muchisimas Gracias! Que gusto saber que existen personas tan interesadas en nuestra Huasteca Potosina

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