jueves, 15 de septiembre de 2011

Cultura zapoteca ( III )


Organización económica

El sistema de vida de los zapotecos, desde que se crean como grupo humano, siempre fue sedentario, desde los primitivos arcaicos hasta el final de las etapas que marcan su desarrollo cultural. Sería difícil de entender si no fuera porque las extraordinarias condiciones climáticas del terreno les fueron propicias, un aliado natural que les ofrecía enormes posibilidades de supervivencia y para el desarrollo de la agricultura, que se convirtió en la principal actividad económica de este pueblo. El frijol, chile, calabaza y cacao estaban entre las plantas principales de sus cultivos, que ponían en práctica con la herramienta agrícola más extendida por toda Mesoamérica, la coa. Pero el más importante de los cultivos fue sin duda el maíz, que a principios del Clásico era el alimento básico de numerosas aldeas. Para este periodo se introdujeron novedades en sus costumbres agrícolas, se construyeron terrazas escalonadas en las laderas de los cerros y nuevos sistemas de riego se pusieron en práctica. Las innovaciones provocaron un incremento considerable en la producción de las cosechas.

El ofrecimiento que la naturaleza en cuanto a animales y frutos silvestres significó un aporte importantísimo a su dieta. Sus representaciones artísticas son la principal fuente de información para conocer cuáles eran esos animales de los que se alimentaban, venados, conejos, jaguares, armadillos, serpientes, patos, guajolotes, ranas, que los zapotecos cazaban con arcos y flechas o trampas. Así mismo la pesca fue otra actividad importante, que practicaban en las zonas costeras empleando anzuelos, redes y canastas.

El territorio zapoteca, además de las magníficas condiciones climatológicas, también ofrecía una situación geográfica inigualable, un punto estratégico para la actividad comercial que significaría un pilar importantísimo para la economía zapoteca. La ubicación geográfica jugó un papel determinante en el desarrollo cultural, fue la frontera natural entre el Altiplano Central y la zona Maya, un cruce de culturas y de influencias que terminó por dar sus frutos culturales.

Orden social y político

Sabemos que la organización política y social de los zapotecos estuvo dividida en varios estratos pero con dos etapas diferentes de gobierno. Hacia el año 900 d. C. la clase gobernante estaba basada en una concepción teocrática, sin embargo, para la época en que llegaron los conquistadores españoles eran los guerreros los que habían afianzado en el poder y los que gobernaban al pueblo zapoteco. La estructura piramidal de las clases sociales mantenía en todo lo alto a la aristocracia, compuesta por los sacerdotes y los guerreros; les seguían los funcionarios de gobierno, los comerciantes y artesanos especializados como los alfareros, tejedores o pintores, y en el escalón más bajo los campesinos o agricultores.

En cuanto a núcleos urbanos, la estratificación se extendía de la misma manera. Monte Albán fue la que dominó política y económicamente a las comunidades que se asentaban a su alrededor. Es muy probable que las alianzas entre matrimonios tuvieran mucho que ver a la hora de elegir el gobernante de turno de cada ciudad, pueblo o aldea. Durante el periodo Clásico, en los valles centrales de Oaxaca existía una jerarquía de líderes y caudillos gobernados y dirigidos desde Monte Albán. Los demás núcleos urbanos asentados en el valle acataban las decisiones que imponían los gobernantes de la capital zapoteca y esto permitió que alcanzaran la unidad política que les convirtió en Estado. Dentro de Monte Albán las familias también se diferenciaban por estatus, desde las más poderosas, que tenían grandes residencias y enterraban a sus muertos en lujosas tumbas con numerosos objetos, a las familias menos pudientes y con casas más pequeñas, que lo reflejaban de igual modo en los enterramientos de sus difuntos. El lujo y la grandiosidad de sus tumbas diferenciaban la clase social también más allá de la vida, aunque todas las familias compartían la misma costumbre de enterrar a sus familiares muertos bajo el suelo de sus viviendas, esto muestra la importancia que la familia tenía para los zapotecos.

El arte funerario de los zapotecos está entre las expresiones artísticas más reconocidas. Al principio enterraban a su difuntos dentro del espacio doméstico o en un sitio cercano, sin ningún tipo de construcciones mortuorias definidas. Fue a la par que su cultura se desarrollaba cuando las construcciones funerarias se hicieron más complejas. Las cámaras funerarias de los zapotecos se edificaban con cubiertas abovedadas, con jambas y dinteles bajo relieves, vestíbulos y murales. Los bajorrelieves representados en piedra eran muy detallados y entre sus figuras aparecían sacerdotes, ofrendas y jaguares. El significado ritual y simbólico del juego de pelota hizo que ésta fuera una de las escenas más repetidas de todas cuantas aparecen labradas en las piedras funerarias. Del mismo modo que las representaciones de sacrificio, que muestran figuras agonizantes y sacrificadas, como en la conocida galería de Los Danzantes. En la última etapa, las tumbas de altos cargos se edificaban con escalinatas y con fachada con tablero doble, el nicho central para la colocación de la divinidad, una antecámara y una cámara funeraria con un nicho en el fondo y otro a los lados. Gracias a esta costumbre zapoteca, de enterrar a sus muertos bajo el suelo de la vivienda, y la calidad y cantidad de objetos hallados en sus tumbas, los arqueólogos han encontrado el camino más fácil para entender y explicarnos cómo era su forma de vida y el respeto que profesaban a sus difuntos y hacia la muerte.

Religión

La fe religiosa de los zapotecos se repartía en distintas divinidades, que tenía como dios más importante a Cicijo, dios del trueno, del rayo y de la lluvia, una variante zapoteca de Tláloc, dios de la lluvia y los mantenimientos de los mexicas. La galería politeísta de divinidades zapotecas estaba representada por diferentes dioses relacionados con los elementos naturales como Cocijo, pero también otros como: Copichja, el dios del sol y la guerra; Pitao-Cazobi, el dios del maíz; Pita-Coo, el dios de los temblores de tierra; Pitao-Xicala el del sueño, el amor y la lujuria o Coqui-Bezelao y Xonoxi-Quecuya, dios y diosa de la muerte y el inframundo. Sin embargo, por encima de todas estas divinidades creían en un dios supremo llamado Coqui-Xel, Coqui-Cilla, Pije-Tao o dios Trece.

También la influencia olmeca se notaba en todas sus representaciones con la aparición del jaguar de manera predominante. Para los zapotecos, este animal representaba a un dios muy importante, al que relacionaban con los montes, la tierra y la lluvia, símbolo de poder y dominio. De igual manera, el murciélago era para ellos un animal sagrado, al que representaban en una deidad asociada a él.

La jerarquía religiosa estaba organizada por edades y era mantenida por los servicios que daban a la población. Se podría decir que entre sus sacerdotes los había para especializaciones determinadas, como los que interpretaban los agüeros, que se servían para ello del calendario adivinatorio o Pije. Estos sacerdotes especialistas en la buena fortuna también determinaban cuáles eran las ceremonias adecuadas a realizar e influenciaban en los aspectos más importantes de la vida, como evitar contraer matrimonio entre dos personas que hubieran nacido en el mismo día, considerado un síntoma de mal agüero.

Entre sus supersticiones conocidas sabemos la que llamaban "tonal". La costumbre de esta superstición era la de poner ceniza en la choza donde había un recién nacido y al día siguiente, el animal que la hubiera pisado era el que lo representaría y daría su personalidad, su "tótem".



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