lunes, 6 de febrero de 2012

El Clásico cultural del Centro de México (Teotihuacan III)


Declive y éxodo teotihuacano

La cronología de la "ciudad de los dioses" indica que con la llegada de las tribus chichimecas el caos se adueñó de la gran metrópoli y de sus pobladores y, en esto coinciden la mayoría de los especialistas en el tema, colapsada la sociedad se produjo un éxodo repentino que redujo la población a sólo unos cuantos miles de habitantes que vivían desordenadamente entre las ruinas de lo que fue la gran capital cultural del Altiplano Central. También la creencia general se basa en que la población se dispersó, aunque se continuó cultivando intensamente en el valle circundante, su apoyo recae en las numerosas y pequeñas aldeas que han encontrado los arqueólogos pertenecientes al periodo inmediatamente posterior, al periodo tolteca. La teoría de una posible sequía que afectara a la agricultura e hiciera inviable el sostenimiento de la población se derrumba por su propio peso, porque como apuntó McClung de Tapia, no existen indicadores que afiancen dicha teoría, al contrario, en la época de decadencia de Teotihuacan se observó un aumento de la humedad en el entorno de la ciudad.

Así mismo, la hipótesis generalizada achaca la decadencia y espantada migratoria de Teotihuacan a la clase sacerdotal, estimando que ante la posibilidad de verse imposibilitados para continuar con el control político decidiera cambiar su residencia a alguna de las ciudades satélites de Teotihuacan. Habría que tener en cuenta que el grupo sacerdotal era el depositario de todos los conocimientos, es por lo que se cree que las instituciones se colapsaron y entraron en una repentina fase de rápido deterioro.

Sin embargo, como nada queda claro en este último episodio de Teotihuacan, los enigmas generan dudas y éstas posibilidades y teorías en cuanto a lo que realmente sucedió. Otros estudios sitúan el principio del éxodo mucho antes de que aparecieran los bárbaros del norte, alargándose hasta la fase Xolalpan o Teotihuacan III. Estos estudios revelan que tal emigración se inició en el año 500 de nuestra era, por lo tanto en pleno esplendor teotihuacano. Son creencias respaldadas por los trabajos arqueológicos en el norte de Morelos, cuyos restos cerámicos encontrados lo evidencian.

Como no podría ser de otra manera, también en torno a estos hallazgos existe debate en cuanto al origen e identidad de los portadores que introdujeron la cerámica Coyotlatelco. En lo que sí parece que hay consenso es en la coincidencia con el declive teotihuacano y en que estos grupos procedentes de la gran urbe se fusionaron con pobladores locales perdiendo de esta manera su identidad cultural, probablemente como una manera de escapar de lo que pudiera haber sido un régimen opresor.

Otro dato arqueológico que revela los diferentes rumbos que tomaron los habitantes teotihuacanos, en la paulatina huida durante la fase Metepec, es la preferencia por zonas o regiones situadas fuera del alcance de la influencia de la gran ciudad. Este detalle nos empuja a pensar que realmente la huida migratoria no era de la propia ciudad si no de todo lo que representaba política y culturalmente.

Aquellos grupos que decidieron durante prácticamente un siglo emigrar a territorios más allá del alcance de las garras culturales teotihuacanas lo hicieron a conciencia, no fueron destinos al azar, como lo demuestra que se dirigieran hacia el sur y poniente, hacia pueblos fuera de la esfera de influencia, como el oriente del Anáhuac, el norte de Morelos, el valle de Tlaxcala y el valle de Toluca. En aquella época los dominios de la metrópoli se centraban en el norte de la Cuenca de México.

la cerámica de Coyotlatelco nos muestra los distintos rumbos que tomaron los emigrantes teotihuacanos, así como su reacomodo demográfico. La difusión de esta cerámica hacia el valle de Toluca se desarrolló entre un grupo de poblaciones localizadas entre Azcapotzalco y Escatepec. Otro grupo se estableció en la cuenca de Chalco-Xochimilco. Uno de los más importantes quizás sea el que se concentró en torno a Portezuelo, posiblemente uno de los asentamientos más numerosos en la cuenca de México durante el Epiclásico.

La difusión de la cerámica Coyotlatelco no se quedó dentro de los límites geográficos de la cuenca de México, además de estos puntos expuestos anteriormente y del grupo que no emigró y quedó viviendo entre las ruinas de la esplendorosa ciudad de otro tiempo, ocupando los conjuntos residenciales arruinados, también se han encontrado restos cerámicos en menor proporción en lugares como Tula, Cacaxtla, Cholula y Xochitécatl.

Con la decadencia de Teotihuacan otras ciudades comenzaron a florecer en el centro de Mesoamérica, un hecho que para algunos autores pudo ser un factor determinante, otra posible teoría, que perjudicó a la gran ciudad y contribuyó al colapso que le llevó a la decadencia y desaparición. Estas ciudades que surgieron a su alrededor, como una corona, se situaron en puntos estratégicos de las rutas comerciales más importantes de Mesoamérica en aquel tiempo. Xochicalco en el valle de Morelos, Teotenango en el valle de Toluca, Cacaxtla en el valle de Tlaxcala, Cantona en el oriente y El Tajín en el paso hacia La Huasteca.

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