miércoles, 31 de agosto de 2011

Cultura huasteca ( II )



Organización económica



La principal ocupación de los huastecos era la agricultura, era la base de su alimentación y de su economía. Naturalmente, si los huastecos se dedicaban a los cultivos agrícolas especialmente era porque la tierra fértil que ocupaban les ofrecía la garantía de buenas cosechas de diferentes productos. El de milpa era el sistema de cultivo que utilizaban y para ello se valían de la coa o palo cavador, que junto al arco y las flechas eran los utensilios o herramientas básicas que les permitían complementar su dieta. Aunque también recolectaban miel y otros productos silvestres como el arum ( el quequéxquic de Sahagún), chiles pequeños y el fruto del Brosimun alicastrum, que tanta importancia tenía en épocas de hambrunas; ostras de las lagunas costeras y mariscos que el mar dejaba en las orillas arenosas.



En Tonacatlalpan o "tierra de comida", se daban gran variedad de cultivos en las tierras cálidas de la vertiente del Atlántico, como el maíz, frijoles, calabazas, calabacines y diversos chiles, además de raíces, tubérculos (yucas, camotes y jícamas) y numerosos frutos. La sal la llevaban de Campeche; no la recogían de las salinas de Tampico por la hostilidad que los indígenas de la zona presentaban. En cuanto a la caza debió haber tenido un protagonismo importante, porque además de los animales cazados meramente para la alimentación, había otros que tenían otro fin, como el estético y los rituales, por sus pieles y sus plumajes: el jaguar, el ocelote, el águila, la guacamaya y los periquitos. También la pesca tuvo que ser intensa, al menos esa posibilidad les ofrecían las cercanas lagunas y los grandes ríos.



El arqueólogo Richard MacNeish encontró en algunas cuevas de la Sierra de Tamaulipas los testimonios de la evolución y domesticación del maíz, lo que indica que fue la Huasteca uno de los lugares donde se dieron los primeros pasos para el cultivo del maíz y por consiguiente el desarrollo de la agricultura mesoamericana. Sin embargo, no fueron los huastecos los primeros agricultores de la región, la filiación de estos promotores era otomí, fueron ellos los que se establecieron en las orillas del río Pánuco hacia el 2.500 a. C. La llegada de los huastecos al territorio se dio un milenio más tarde.



Sin duda, el cultivo del algodón tuvo su importante protagonismo para los huastecos. Una planta muy valorada, muy apreciada en toda Mesoamérica y que servía de intercambio con otros pueblos de distintas zonas mesoamericanas. Junto a este cultivo, presumiblemente la alfarería ocupó su relevante papel en la economía de los huastecos, la práctica generalizada del intercambio invita a suponer esa posibilidad, especialmente durante el periodo Clásico, de las que existen evidencias con los teotihuacanos, de los que obtenían sus afamadas piezas de alfarerñia de color café y con representaciones de nubes de humo y alas de mariposa.


Orden político y social



Tal como se analiza la estructura social y política de los huastecos pudiera aparentar que se trataba de un puñado de pequeños poblados dispersados sin relación alguna entre sí, sin ningún compromiso político o económico con los demás, y que no llegaron nunca más allá de ser simples señoríos. El considerable número de provincias internas, en las que gobernaba un señor independiente y la baja densidad de población organizada en pequeños poblados o villas, invita a pensar de esa manera. Las fuentes históricas se refieren a estas provincias como Tzicóac, Tamuín, Pánuco, Tampatal, Tuxpan Huejutla Tamapache, entre otras, y es fácil de adivinar que esa relativa lejanía e independencia se presentaba como un inconveniente a la hora de enfrentarse a los invasores. La información que se tiene referente al orden social y político de los huastecos es poca, aún así, por las fuentes históricas que contaron los cronistas de los propios indígenas, especialmente del Posclásico tardío, se supone que la sociedad estaba compuesta de diferentes estratos sociales, que por orden de poder quedaban primero los jefes, shamanes, guerreros, comerciantes, artesanos y campesinos agricultores. El cacicazgo era su sistema de gobierno y los grupos que constituían la sociedad vivían relativamente aislados en las sierras donde se asentaban.



Los cacicazgos eran hereditarios y si el cacique moría le sucedía el hijo ocupando su lugar, siempre que fuera adulto en el momento de recibir los poderes, de lo contrario se nombraba un tutor hasta que el heredero cumpliera la edad adulta. Podía ocurrir que no tuvieran hijos varones, ante esa situación el puesto de gobernante lo ocupaba un principal que recibía el nombre de "pascole", y aunque no era lo normal, en ocasiones se nombraba cacica a la esposa o hermana.



Un puesto importante dentro del organigrama político de los huastecos era el del oklek, una especie de primer juez auxiliar que se ayudaba de los mayules (mayores) que integraban una fracción de gobierno. Cada uno de los cacicazgos estaba integrado por una ciudad importante, con una o varias plazas, en torno a las cuales se levantaban basamentos, pirámides y plataformas; todas las pequeñas poblaciones cercanas existentes le tributaban bienes y servicios. La particular estructura político y social de los huastecos propició que estuvieran constantemente en guerras, en alianzas continuas entre los señoríos que buscaban de esta manera hacerse fuertes ante las invasiones externas, especialmente de los mexicas y sus aliados. Aún así, el orden político sobrevivió a las conquistas mexicanas y a la posterior conquista española.



La fragilidad o poca consistencia de las informaciones que se tienen en cuanto a la organización social y política de los huastecos, como de otras culturas mesoamericanas, hacen que dichos conocimientos dejen de ser válidos dependiendo de las investigaciones y los estudios que se realizan. Los recientes descubrimientos que se han dado en el área cultural huasteca lo ponen de ejemplo. Los importantes vestigios arqueológicos hallados en Tamtoc, el complejo urbano de grandes dimensiones, podría mandar al traste todo lo que se atribuye a la cultura huasteca. Aunque la ubicación del complejo ya se conocía, las nuevas catas arqueológicas ponen de manifiesto la similitud existente entre los centros urbanos huastecos y los grandes centros de Mesoamérica. Sin duda, estos nuevos descubrimientos se pueden considerar la llave que abra nuevas perspectivas en el horizonte político, económico, social, artístico y religioso de esta cultura mesoamericana.







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