sábado, 5 de junio de 2010

La evidencia manipulada


No hace mucho tiempo escribí sobre lo que la percepción puede significar en lo que a seguridad ciudadana se refiere. En aquella ocasión me refería a la ola de violencia que azota a México, especialmente a Ciudad Juárez. Comentaba, ejemplarizando, cómo en Nueva York, ante la violencia generalizada y el gamberrismo que asolaba la ciudad de los rascacielos, al cambiar la percepción en la ciudadanía el trabajo de la policía para implantar el orden se hizo más fructífero. Pero primero hubo que empezar por generar confianza, una confianza que no sólo beneficia a la tranquilidad de los ciudadanos, si no que también tiene doble efecto, al persuadir e incomodar a los violentos e incívicos gamberros, que ven cómo su hábitat idílico se transforma en poco atractivo para sus fechorías. A partir de ahí es otro cantar, el trabajo está aún todo por hacer, pero no cabe duda que al enfrentarse a él se hace con otro espíritu, con más confianza en lo que se acomete y, sobre todo, porque la percepción en la ciudadanía de que algo está cambiando lo convierte en confianza, en apoyo.

Claro que esto de la percepción se puede tornar en un arma de doble filo. Digo esto porque si al hecho de que los ciudadanos estemos asqueados y, en ocasiones, hasta el hartazgo de que nos las den con queso, le sumamos las a veces turbias intenciones por parte de la justicia y de las fuerzas de seguridad por tratar de que esa percepción les repercuta puntos a favor manipulando hechos para evidenciar el buen hacer de su trabajo y generar confianza, el mal se convierte en crónico e irremediablemente irremitible.

Para continuar seguiré instalado en México, donde la justicia y las fuerzas de seguridad están vapuleadas en lo que a confianza se refiere, la ciudadanía desconfía de su justicia, del orden público, la corrupción es un hecho generalizado y, aunque cuesta entenderlo ante tanta violencia, nadie cree en la justicia, es más, me atrevería a decir que cuando los mexicanos piensan en ella la ven tan delictiva como a los propios narcotraficantes, secuestradores o asesinos, entre otras razones, o la principal, porque desde los jueces hasta los policías forman parte de esas bandas organizadas que tanto daño le hacen al país, a los ciudadanos.

De igual manera, hace algunos meses, escribí sobre otro asunto policial, también en México y referente a otro secuestro. Se trataba de Doña Jacinta, una humilde indígena que fue condenada a 20 años de cárcel, junto a otras dos mujeres más, por el secuestro de seis corpulentos agentes de la Policía Federal en Querétaro, en el mercadillo dominical, sin una sola prueba que pudiera corroborarlo el juez las mandó a prisión, después se comprobó que aquellas mujeres indígenas, y en el caso de Doña Jacinta, no hicieron otra cosa que coincidir casualmente vendiendo helado y agua fría en su puesto mientras los corruptos policías trataban de quedarse con los artículos que los pobres vendedores ponían a la venta para darles de comer a sus familias, con la escusa de ser ilegales. Los comerciantes se revelaron y retuvieron a los policías corruptos, hasta que un superior, que fue requerido por los propios comerciantes, se hizo cargo de la situación esperpéntica. La mala suerte de Doña Jacinta fue que salió en la foto de los diarios al día siguiente, en tercera o cuarta fila, detrás del barullo de gente, y esa fue la única prueba que los policías utilizaron para culparla de haber participado en dicho secuestro.

Pero como decía anteriormente, tratar de ganarse las simpatías de los ciudadanos anotándose hechos que evidencian un éxito policial deteniendo a criminales o secuestradores, como es en el caso de Florence Cassez, se puede convertir en un arma de doble filo, y es lo que está sucediendo recientemente con el arresto de esta ciudadana francesa que, sin comerlo ni beberlo, se ha visto envuelta en un mediático y turbio secuestro que le ha llevado a la prisión de Tepepan con una condena de 60 años, de los que ya ha cumplido 5. Sin lugar a duda, las fuerzas de seguridad y la justicia trataron de vender un éxito a los ciudadanos para que esa percepción positiva tan necesaria les reportara confianza, pero lo que mal empieza mal acaba y el supuesto éxito se está tornando en un negro asunto que evidencia más manipulación y corrupción.

Todo comenzó el 9 de diciembre del 2005, aún no había amanecido cuando en el informativo matutino de Televisa, el de mayor audiencia, el periodista Carlos Loret de Mola dio paso al reportero Pablo Reinah, que con voz entrecortada comentaba su situación, a las puertas de un rancho al pie de la carretera México- Cuernavaca. Las primeras imágenes que se retransmiten bien podrían pertenecer a una película de acción al mejor estilo estadounidense, los policías de élite de la Agencia Federal de Investigación tomaban posiciones, mientras que el reportero explicaba en riguroso directo lo que iba a suceder en breves instantes, un golpe policial a una banda de secuestradores, con detalles muy precisos. Pablo Reinah continúa diciendo: "allí dentro, en esa cabaña, se encuentran cautivas tres personas, entre ellas, una madre y su hijo. Sus captores son un tipo de nacionalidad mexicana y su esposa, una mujer de origen francés".

Seguidamente las imágenes emitidas muestran a los policías irrumpiendo en la cabaña y deteniendo a los secuestradores y liberando felizmente a los rehenes. La supuesta secuestradora y esposa del ciudadano mexicano aparece en primer plano cubriéndose la cabeza y llevada por los policías, al tiempo que el reportero comenta: "Esta mujer que vemos tapada es la mujer de origen francés". A continuación una mano aparece para retirar la tela que la cubre y mostrar su rostro asustado. El reportero se le acerca y le pregunta: -¿Cual es su nombre?- y la mujer responde- Florence. No tengo nada que ver, no sabía nada... No soy su esposa.

Poco después se rompe la conexión, tras las últimas imágenes de secuestradores, rehenes y eficaz policía mexicana. Sin duda un éxito de la justicia, compartido, en vivo y en riguroso directo, nadie podrá negar tanta evidencia. Sin embargo, cuando la evidencia se manipula corre el riesgo de ser evidenciada doblemente, es lo que parece ser ha sucedido en este caso, si nos atenemos a lo que últimamente está resultando. Falso directo, situación prefabricada, secuestro de supuesta secuestradora por parte de la propia policía, falsos testigos, amenazas por parte de la policía... un sin fin de manipulaciones que han sumado descrédito al que ya disfrutaban la justicia y la fuerza pública de seguridad.

Después de la puesta en libertad de los rehenes y la detención de los supuestos secuestradores, la periodista Yuli García no se quedó satisfecha de lo emitido, pero sí con la sensación de que algo fallaba entre tanto éxito operativo. Habló con su jefa Denise Maerker y las dos se propusieron esclarecer lo opaco, así fue cómo descubrieron que lo que había presentado Pablo Reinah no era más que un montaje. La retransmisión televisiva mostraba cómo, un segundo antes de que irrumpieran los policías en la cabaña, un hombre con abrigo negro les habría la puerta, ese hombre resultó ser Luis Cárdenas Palomino, hombre de confianza de Genaro García Luna, director de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y actualmente secretario de Seguridad Pública. De igual manera se puede comprobar en las imágenes cómo la televisión está encendida dentro de la cabaña y mostrando la retransmisión en directo, así como fotografías de los familiares de los secuestradores por toda la estancia a ojos de los rehenes, algo que ningún secuestrador haría.

Ante las pruebas, las dos periodistas, deciden invitar al programa televisivo al jefe de la AFI y les muestran las contradicciones halladas. García Luna no tuvo más remedio que aceptar lo que evidenciaban las imágenes y confirmar que lo que ofrecieron en directo no rea más que una recreación. Podría haber acabado el programa de esta manera y tal vez la opinión pública hubiera aceptado, pero no fue así, en el último momento del programa Denise Maerker dio paso a una llamada: -¿A quién tenemos? ¿Desde la casa de arraigo? Sí, dígame, adelante. Florence Cassez, ¿tiene algo que decir?- a lo que contestó Florence- Sí, que fui detenida el día 8 en la carretera y me secuestraron en una camioneta. No fui arraigada el 9. Me detuvieron el 8 de diciembre a las once de la mañana...

Florence cuenta en su libro que ha publicado en Francia y que pronto verá la luz en México, que: "Unos sujetos me suben a la camioneta. Me obligan a bajar la cabeza y me quitan mi teléfono. Siento dolor, tengo miedo. Luego me llevan a otra camioneta. Está a oscuras. Me dicen que llevan siguiendo a Israel desde hace meses, que es un secuestrador, pero que ellos saben que yo no tengo nada que ver. Tengo pánico, pero también cierta tranquilidad porque sé que soy inocente... Al día siguiente me llevaron al rancho. Ahí ya me trataban como a una secuestradora. Las cámaras me enfocan. Estoy aterrorizada... Sólo acierto a decir que no sé nada..."

Todo indica que fue un montaje, que la policía mexicana fabricó a unos culpables para cubrir a otros, de igual manera se cree que los rehenes no estuvieron secuestrados en dicha cabaña. Por último, un supuesto secuestrador que identificó a Florence como miembro de "Los Zodiacos", y que al principio dijo no conocerla de nada para después confirmar su complicidad en el secuestro, ahora se retracta de todo lo dicho en el vídeo y asegura que no conoce de nada a la francesa, sosteniendo que lo hizo después de haber sido torturado con golpes y descargas eléctricas y de amenazarlo con secuestrar a su mujer y a su hijo si no lo hacía. "Fui secuestrado por desconocidos enmascarados que se hicieron pasar por narcotraficantes. Más tarde comprendí que eran policías... Luego me comenzaron a indicar qué era lo que querían que declarara, proporcionándome los nombres de Israel Vallarta (el antiguo novio de Florence Cassez) y de la francesa".




2 comentarios:

  1. Existen muchas dudas acerca de lo ocurrido en el caso de la ciudadana francesa Florence Cassez, ciertamente hubo un montaje mediático en torno a su captura; muy probablemente hay un caso de injusticia, misma que debe ser resuelta por las instancias jurídicas correspondientes. Pero tal parece que se le exige al Poder Ejecutivo de la Nación intervenga directamente para lograr la liberación de esta mujer, cosa que de hacerlo lo situaría en una situación aun más dañina para la construcción de instituciones públicas creíbles y democráticas, interviniendo en asuntos resueltos por un poder distinto, en este caso El Poder Judicial. Pregunto ¿Solo porque lo dice la señora Cassez debe ser cierto? no lo sé, es al menos su versión, pero obran en el expediente las declaraciones, testimonios y demás actos que integran un expediente jurídico, que culmino en dos sentencias (primera y segunda instancia) falta ser resuelto lo que proceda, como es el juicio de amparo y aún todo lo que los familiares de esta persona puedan impugnar al gobierno mexicano, desde su sistema jurídico interno, como en España lo ha hecho el juez Garzón valerosamente. Falta un posible juicio en el Tribunal Internacional de la Haya. Lo que los mexicanos no aceptamos es que venga un Presidente extranjero y en nuestro Senado nos diga que debemos hacer, quien obra así, no conoce a los mexicanos, más aún cuando previo a esa intervención se había efectuado una reunión de alto nivel con personal de ambas cancillerías, para definir lo que hubiera lugar, en relación al Convenio de Estrasburgo y la señora Cassez pudiera ser enviada a Francia a compurgar su pena, no habiendo garantías, por parte del Estado Francés, de respetar lo señalado por los tribunales mexicanos, se determinó la no conveniencia de dicha acción. Por un lado existe la sospecha de la injusticia, por otro lo señalado por los tribunales mexicanos, prefiero, que con sus defectos, se dirima este asunto en estos tribunales y no en los medios. México no es un estado fallido o una tierra de permanentes y grotescas injusticias, es si se quiere un país que con mucho esfuerzo, quiere construir una democracia moderna, con justicia para todos

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  2. Por supuesto que no, estimado Alejandro, México no es un estado fallido ni nada que se le parezca. También estoy de acuerdo contigo y comparto que ningún presidente de otro país, en este caso el francés, Nicolás Sarkozy, puede llegar a imponer sus intereses a otra nación soberana. La justicia de México deberá resolver este asunto según las leyes que rigen a este país hermano y si se trata de un error judicial se recompondrá y la ciudadana francesa recuperará su libertad, como así parece que sucedió. Quizás debería aclarar que México no me resulta un país especialmente conflictivo, ni donde la justicia brilla por su ausencia, al contrario, la imagen que tengo de él me merece todo el respeto que se le pueda tener a una nación soberana, democrática y defensora de los derechos humanos. Otra cosa son las injusticias ocasionales que puedan suceder como en cualquier otro país del mundo, incluido este en el que habito.
    Un fuerte abrazo amigo.

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