domingo, 24 de mayo de 2009

De la emigración y el Valbanera


Bien podría catalogarme como un andaluz atípico, quizás sea de los pocos a los que no se le van los pies cuando suena un ritmo aflamencado, prefiero otras músicas, tampoco soy bebedor de alcohol, y si a esto le sumamos que no me siento cómodo cuando estoy rodeado de multitudes, son razones más que suficientes para entender que no pierdo la cabeza cuando se trata de hacer una visita al recinto ferial de Córdoba, mi ciudad. El viernes por la noche dio comienzo a una larga semana de festejos en honor a "Nuestra Señora de la Salud", se encendieron las bombillas de la portada, cientos de miles, tal vez millones de lámparas y, tras el impacto y exclamación general, comenzaron los fuegos artificiales, los cohetes pirotécnicos que sembraron el cielo de colorido y provocaron tortícolis a media ciudadanía, después de más de media hora mirando hacia arriba; yo no acudí a la inauguración de la feria, pero supongo que será una copia exacta a cualquier año. En verdad ya hace algunos años que no acudo a la celebración de la fiesta grande de Córdoba, a la que aconsejo visitar alguna vez, mis gustos no restan importancia al buen ambiente que se crea. Las ferias andaluzas, las mediterráneas, las españolas en general, se parecen mucho entre sí, sólo cambian las costumbres, la música y el vino del lugar, elementos suficientes para que tengan identidad propia. Sin embargo, los feriantes, los que llevan el espectáculo o atracción de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad, son como otra ciudad flotante, como una marea humana que durante meses, primavera y verano, recorren la piel de toro montando y desmontando las montañas rusas, los circos, los trenes de la bruja, norias, restaurantes, tómbolas...

Las ferias, como todo, han cambiado mucho desde mi infancia. Por aquellos tiempos los trabajadores de las atracciones lo hacían por un misero sueldo y en ocasiones sólo por la comida y un catre que apenas llegaban a utilizar. La labor de feriante siempre fue muy dura , donde casi no existía ni tiempo para dormir; siempre se decía que los feriantes eran gente de mal vivir, marginales que no encontraban otra ocupación y a los que su fama los ponía en el más bajo de los escalafones laborales, y también sociales. Gitanos, excarcelados, desheredados, huérfanos... en este colectivo se aceptaba a quienes no encontraban oportunidad en otros ambientes sociales mejores considerados. Pero, como digo, los tiempos han cambiado, y con él se ha dignificado al feriante, aún así continúan siendo las capas sociales más desfavorecidas y los que no encuentran empleo en otros oficios los que se dedican a ir de pueblo en pueblo, de feria en feria. Ya no son sólo los marginales los que se dedican a esta nómada labor, familias enteras trabajan en sus negocios, de todas las razas habidas en suelo español. No obstante, continúa siendo una dura ocupación y esto ha dado paso a otros colectivos, como son los emigrantes. Desde hace varios días, desde que comenzaron a llegar los feriantes para montar sus atracciones, el centro comercial al que acudo casi a diario y que se encuentra cerca del recinto, ha visto como es frecuentado por una población flotante compuesta de un sin fin de foráneos de distintas culturas y procedencias, y a la mayoría se les nota en sus rostros la dureza de las inclemencias del tiempo, el calor, la lluvia, y las duras condiciones laborales. Casi todos ellos son emigrantes que un día dejaron atrás su país siguiendo un sueño que no acaba de cumplirse y que con el tiempo redujo las esperanzas hasta mínimos, soñadores que no tuvieron más remedio que encontrar cobijo en este mundo nómada.

Uno de estos colectivos de nuevos feriantes provienen de Ecuador, lo deduje por sus atuendos típicos y a los que se les ve en familias enteras, no sé a que ocupación se dedican ni tampoco me ha preocupado que sean de uno u otro país o raza, lo que me llamó la atención fue que tuvieran que venir desde tan lejos para trabajar tan duro y en esas condiciones. Los emigrantes nunca son justamente recompensados, en cualquier parte, siempre quedan para los peores empleos y peor remunerados, un agrio premio a la osadía de cambiar de país, de dejar atrás la familia, obligados por las circunstancias. Desgraciadamente la emigración es un mal social que no es ajeno a ningún pueblo, hoy los españoles nos sentimos con el privilegio de no tener que salir a otros países para poder subsistir, pero no siempre fue así, y cada vez que me refiero a la emigración lo hago también a la mala memoria, para que no se nos olvide que siempre fuimos un pueblo emigrante y que nuestra sangre corre por las venas de pobladores de otros países, descendientes de los españoles que un día tuvieron que abandonar su tierra para sobrevivir y que probablemente lo hicieron como los feriantes de hoy, trabajando duro, de sol a sol y bajo la lluvia... con su familia y su país siempre en el recuerdo.

Como hijo de emigrante que un día fui, no me queda otra opción que la de ser respetuoso y siempre a favor de los que tienen que abandonar su tierra obligados por la necesidad, simpatizante siempre de los emigrantes y de sus causas. Este es el tema que tenía en mente para este artículo, la feria y la emigración, pero en el último post referente a los guanches recibí un comentario de Lázaro Sarmiento, desde su blog Buena suerte viviendo, y en él me decía que le había hecho revivir el viaje que hizo el año pasado a Canarias, la tierra de sus antepasados, de su abuelo Manuel, que llegó a Cuba en 1919, en el famoso buque Valbanera, famoso por el siniestro naufragio sufrido en el puerto de La Habana. Este comentario también trajo a mi memoria todo lo referente a la emigración canaria, tema que me resulta familiar por las historias que me contaban en las islas y por el parentesco existente entre Canarias y toda la América Latina, especialmente con Cuba. Siempre fue un ir y venir de generaciones que no ha dejado a familia alguna fuera de este parentesco generacional, hasta el punto que no se entiende la historia de Canarias y Cuba sin tener en cuenta esta relación tan bienavenida, desde todas las épocas tras la conquista o la colonización.

La historia del Valbanera es un episodio más de esta relación entre islas, la realidad cruel de un tiempo de necesidades convertido casi en leyenda, en mito, que ha quedado como ejemplo de la injusticia que casi siempre tiene la emigración, por que si es verdad que algunos emigrantes encontraron fortuna en otras tierras, para la mayoría fue todo lo contrario, supuso sobrevivir lejos de sus familias. Por aquellos años en los que Cuba recién dejaba de formar parte del decadente imperio español, una de sus últimas colonias, la pobreza en España era generalizada, la miseria y el analfabetismo obligaba a muchos a salir a otros países para escapar, para sobrevivir, y los destinos más recurrentes no eran otros que los latinoamericanos, el idioma y la relación histórica nos hacía siempre mirar para el Atlántico. La historia del Valbanera está llena de misterio, supersticiones, casualidades, premoniciones, y debido a todo esto, entre otras razones, muchos de aquellos pasajeros emigrantes tuvieron la inmensa fortuna de sobrevivir al naufragio.

Las supersticiones que rodearon al buque de la familia Pinillos, propietaria del barco, comenzaron desde el principio, desde 1906. La devoción que sentían por la Virgen de Valvanera, venerada en Extremadura, fue motivo suficiente para bautizar con este nombre al nuevo buque de la compañía, pero un error de ortografía provocó que no fuese así y que acabara llamándose Valbanera. Esta curiosidad ya se había olvidado a los trece años de servicio, cuando naufragó, tal vez fue casualidad pero el detalle volvió al recuerdo cuando se fueron sumando distintas "casualidades". En estos años, trece, no tuvo problemas relevantes cruzando el Atlántico y el Mediterráneo, pero aquel 1919 fue un cúmulo de premoniciones que no tienen mayor importancia hasta que sucede el naufragio y se recuperan los pequeños detalles. El diez de agosto zarpó del puerto de Barcelona y en los archivos consta que no subieron pasajeros, solo mercancías, balas de tejidos; tres días más tarde fue de Málaga de donde zarpó y en esta ocasión fueron 34 los pasajeros que se registraron, junto a frutos secos, aceitunas y varias partidas de vino, a los que se unieron 521 pasajeros más un día después en el puerto de Cádiz. El 17 de agosto llegó a Las Palmas y allí embarcaron 259 personas; 212 lo hicieron en Tenerife un día después y el 21 del mismo mes 106 en La Palma, última escala hasta América.

Todo sucedía como era previsto, no así, ocurrieron varios detalles que fue motivo de alarma para los supersticiosos, en el puerto de Las Palmas una niña se negaba a embarcar, pataleando y gritando que el barco se iba a hundir, claro, esto no se recordaría si no hubiese naufragado, pero tras el suceso no sólo se recuerda el detalle si no también el nombre y apellidos de aquella niña, Ana Pérez Zumalave, que viajaba con su madre y 4 hermanos a Cuba, donde su padre les esperaba. En la isla de La Palma también ocurrió un contratiempo insignificante pero que para los marineros suponía suspicacias de malos augurios, una maniobra brusca del Valbanera provocó que una de sus anclas se soltara y quedara atrapada en el lodo. Otra curiosidad supersticiosa es la que algunos hayan en la carta que el capitán escribió a su esposa y que al parecer la dejó desconcertada: "... de no perder la vida en este primer viaje, a la vuelta tendré el placer de que mi hija me tire de la americana". Tras hacer escala en San Juan de Puerto Ríco, el Valbanera llegó a Santiago de Cuba, donde comienza todo el misterio que envuelve al trasatlántico, fueron 742 los pasajeros que abandonaron el barco de los 1.152, aunque la mayoría tenían billete hasta La Habana, por distintas razones, presagio o premonición, por motivos de trabajo, por cubrir la distancia que les quedaba por ferrocarril... lo cierto es que estos motivos les salvó la vida a muchos pasajeros, entre ellos a la familia de Pérez Zumulave, que decidieron quedarse en Santiago de Cuba ante la actitud de Anita durante todo el trayecto. Lo mismo que a Manuel, de Venegueras, Las Palmas, el abuelo de Lázaro, que por suerte no pereció en el naufragio y creó una familia en la nueva isla.

El mismo día 5 zarpa para La Habana el Valbanera, con 488 personas a bordo y es aquí donde las dudas acechan al capitán Cordero, si sabía que un huracán se estaba creando en el golfo, pero esto siempre son sospechas, la lógica dice que no, que los métodos para predecir la meteorología no eran como los actuales. Lo cierto es que el día 9 por la noche los vigías del Castillo del Morro lo distinguieron entre el viento huracanado que pedía práctico con las luces, con lámpara morse, pese a encontrarse encendida la señal de que el puerto de La Habana estaba cerrado los vigías encendieron una nueva señal y el capitán Cordero, mediante señales morse, indicó que intentaría capear el temporal hasta que amainara, pero estas fueron las últimas noticias que se tuvieron de Valbanera, del que se cree naufragó posiblemente sobre las 23.00 horas del día 9, que seguramente quedó sin gobierno tras la avería del timón y la maquina, la fuerza del viento y la mar lo embarrancaron en un bajo arenoso, en Bajos de la Media Luna, sobre el costado de estribor y cubierto por las olas. No quedaron supervivientes, ni cadáveres encontrados, sus restos fueron hallados 10 días más tarde por el guardacostas de la Marina de los Estados Unidos Uss C203. Sobre la superficie del agua asomaban los pescantes de babor de la toldilla de popa y el mástil de popa, a 12 metros de profundidad y y reposando sobre su costado de estribor. Aún hoy se pueden ver sus restos cuando baja la marea, mientras descansa rodeado de leyendas.












4 comentarios:

  1. Amigo sigo con detenimiento su blog, cada una de sus publicaciones llevan un profundo trabajo y siempre resulta necesario compartirlos con el mundo. Aún cuando nunca he salido de mi tierra, he escrito algunas cosas sobre la emigración y se las dejo en este comentario http://saguaviva.blogspot.com/search/label/Emigración
    Esta es una buena vía para compartir criterios y hacer amigos de todo el mundo. saludos desde Cuba.

    ResponderEliminar
  2. Hola amigo suramericano en fin latinoamericano...por una de esas cuestiones vos pensas que hay gobiernos progresistas por estos lados?te diaria,casi con absoluta certeza que no!la presidente de argentina anda batiendo a los 4 vientos sus verdad...ella la militante!militante de los intereses economicos,en verdad...a esta altura del siglo 21 yo pienso,y he sido militante,que lo progre es:una buena salud,una buena economia,una buena educacion y justicia!por lo demas de oratoria florida,llena de adjetivos insulsos,estoy cansada,porque esta sra.no es del campo popular!es una mas que se roba mi pais.Y me parece,que no hay vuelta atras!
    un abrazo enorme! y te seguire si puedeo y pasa por mi blog.
    lidia

    ResponderEliminar
  3. PUES AMIGO..HOY ME DECLARO CULPABLE! ESO HE ESCRITO EN MI BLOG...NO SE PORQUE EL SALVADOR FUE LO MAS CASTIGADO POR EEUU Y ARGENTINA YA NO ES MAS RICA.
    11 MILLONES POR DEBAJO DE LA POBREZA,MAS 4 MILLONES DE POBRES,EN 30 MILLONES DE HABITANTES...ME PARECE MUCHO...YA NO PRODUCE LAS RIQUEZAS,Y SI LAS PRODUCEN SE LAS LLEVAN LAS MULTINACIONALES.HEMOS VENDIDO HASTA PRECORDILLERA!PARA LA BARRIK QUE SACA ORO Y DE PASO CONTAMINA EL AGUA...NO SERIA MUY EXTENSO SI TE CONTARA YEN VERDAD NO QUIERO SER MOLESTA...
    ME GUSTA TU TRABAJO!
    lidia

    ResponderEliminar

Cultura mexica ( XI )

Cerámica La cerámica es uno de los elementos artísticos mexicas menos estudiados, si lo comparamos con otros como dioses, calendarios o mito...