miércoles, 5 de noviembre de 2008

El diario de Llewellin Penrose


Desde que decidí escribir esta serie de artículos, todos relacionados con Nicaragua, y para regocijo de mi ignorancia, no hago nada más que descubrir personajes, lugares, hechos, que me sorprenden, me absorben y me atraen hasta el punto de encandilarme y dejarme fascinado. No es que pensara que esta tierra de lagos y volcanes estaba vacía, inhabida de historia o falta de cultura, no es eso, es mi desconocimiento ante tanto como descubro y que me parece tan interesante, más aún para un españolito ignorante que se siente atraído por tanto como se cruza por mi camino, en busca de temas a los que dedicarle un puñado de líneas y convertirlas en un articulo referente, anteponiendo mis vivencias y puntos de vista.
William Williams no era nicaragüense, nació en Inglaterra en 1710 y murió en una pensión en el mismo país, en la ciudad de Bristol, en 1790. Conocido como pintor americano y profesor, instructor, de uno de los más afamados arquitectos de Estados Unidos, Benjamin West, que en el futuro diseñaría el primer edificio del Teatro de Philadelphia en 1759. Pero el motivo por el cual lo elegí para formar parte de este ramillete de miradas a Nicaragua no es ninguno de los reseñados, sino por otra cualidad suya, la literatura. Williams fue, es, el autor de la primera novela editada en los Estados Unidos constituidos como país, The journal of Llewellin Penrose. Podría haber quedado por siempre ajena a mis conocimientos sino fuese porque esta obra literaria tiene como escenario, se desarrolla, en la costa atlántica de Nicaragua. Mitad diario mitad novela, se supone autobiográfica de William Williams, quien tomó como seudónimo el de Llewellin Penrose, curiosamente Mr. Penrose fue un afamado constructor de barcos elegantes de la ciudad de Philadelphia, para el que Williams trabajó en la realización de pinturas y ornamentos en sus navíos. Mas tarde se fue a vivir a New York, continuando con su profesión pictórica. Fue en esta ciudad, hoy sembrada de rascacielos, donde concluyó el libro manuscrito, en mayo de 1783, lo que la hace la primera novela escrita en el país después de la independencia, esto sucedía poco antes de regresar a Inglaterra, donde murió 8 años después de su llegada.
Pero todavía tuvieron que pasar algo más de dos décadas desde su muerte para que su libro viera la luz en el país que vio nacer a su autor, fue en 1815, en Londres, en forma póstuma y anónima, en cuatro volúmenes y con estilo reformado. Diez años más tarde tuvo una segunda edición también en Inglaterra, y una versión en alemán. Fue con tanta ansia con la que se recibió la obra que el mismo Lord Byron confesó haberla leído de una sola sentada. David H. Dickason, a quien se tiene por el descubridor del manuscrito original, dijo que era superior al Robinson Crusoe de Defoe, en las descripciones naturalistas; que se anticipó en algunas escenas culminantes de Moby Dick, y a las antiesclavistas ideas de La Cabaña del Tío Tom.
También Jaime Incer, en Rutas y Encuentros 1502-1838, dice del autor: "Williams fue su propio protagonista, un personaje autodidacta, autosuficiente, con talento para las artes como para las letras. Como pintor produjo más de doscientos óleos, pero Penrose es su novela, basada cínicamente en su experiencia real o imaginada"

En 1746, William Williams, Llewellin Penrose, decidió buscar fortuna aventurándose enrolado en un barco como marino de la flota jamaicana, pero los principios de la aventura no fueron acompañados de la buena suerte, todo lo contrario, una tormenta lanzó su barco contra las costas de Cuba y la tripulación cayó prisionera de las autoridades españolas. Pero tampoco todo fue mal comienzo, parece como si estuviera destinado a cumplir con el futuro que le esperaba porque los festejos, celebraciones, que conmemoraban la subida al trono de Fernando VI lo dejaron libre. Pasado un año decidió alistarse en un barco pirata, el de John Esquemeling y sus bucaneros, no existía otro motivo que el de atacar a los barcos españoles que navegaban por los cayos de Florida. Más tarde tomaron rumbo hacia el sur y se aprovisionaron en la isla de Providencia, después de milagrosamente escapar de un encallado en Quitasueño. Con la proa rumbo hacia la costa caribeña de Nicaragua continuaron con una persecución fallida, detrás de un velero español que escurridizamente se les escapó.
Entre estas idas y venidas en la piratería, y reposando tranquilamente frente a las islas del Maíz, en las costas nicaragüenses, un atardecer bajaron a un bote Penrose y dos compañeros con la intención de arponear junto al barco embriagados de ron, el alcohol hizo que el protagonista de la aventura se quedara dormido y cuando despertó comprobó que lo habían abandonado en la pequeña embarcación, que el barco había partido y que a la deriva se encontró en aguas desconocidas. Esta maniobra astuta por parte del pirata Esquemeling no era nueva, una táctica que seguía cuando no confiaba en alguno de sus hombres, los abandonaba a la deriva en el momento menos esperado.
El naufrago Penrose llegó primero a la isla Pigeon Cay, un pequeño islote donde solo habitan los pelícanos, mas tarde pisó la playa repleta de palmitos, lagunetas y con manglares, de Soup Cay, en ella usó como vivienda una cueva en Green Point, 25 km. al norte de Monkey Point. Continuó remando hasta la costa más cercana rodeado de tiburones hasta llegar a una playa solitaria, allí encontró un salvaje desnudo que le ofreció carne de tortuga, el indígena iba acompañado de su mujer y un hijo, asustados ante el encuentro de aquel extraño, cuando quiso darse cuenta de nuevo se encontró solo, los indígenas se esfumaron entre el miedo provocado por el desconocido personaje. Pasado un tiempo caminando por entre las arenas de la playa, donde fue comiendo conchas crudas como único alimento, se encontró de nuevo con otro indígena que también le ofreció carne de tortuga, pero en esta ocasión le invita a montar en su bote junto a su familia por un riachuelo. Se percata que se encontraba en una isla pequeña de no más de media milla y decide que debe de llegar a la verdadera costa, cuando en la parte más elevada del lugar la ve a unas cinco millas de distancia. Tomó su bote y antes de llegar hizo una parada, en un islote, donde abundaban los pelícanos y sus huevos le alimentaron antes de tomar la costa definitivamente, en la arenosa playa flanqueada de lagunetas y manglares encontró una cueva que sería su hogar en los próximos meses y donde construyó una cama con la fronda de los palmitos.

Pasaba el tiempo y continuaba explorando la zona, las islas más cercanas, y fue encontrando otras maneras de subsistir, otros alimentos y otras herramientas casualmente. Después de siete semanas explorando encontró un cofre en una playa, en él halló algunos utensilios para la supervivencia como ropa, cordeles, hilo, anzuelos, aguja de cocer y un catalejo. En otra isla cercana también descubrió que la poblaban otros animales como venados, garzas y saínos, camaleones, lagartijas e iguanas... hasta entonces la soledad era su única compañía pero cierto día descubrió a un gavilán pescador herido por los cangrejos que le atacaron, lo cuidó, lo curó, y se convirtió en su mascota, a la que se sumaron un cervatillo y una lora hablantina. Fue pasando el tiempo y nuevas aventuras y descubrimientos se sucedían, aprendió a fabricar cordeles y pescaba tortugas entre lo tiburones evadiéndolos entre las cristalinas aguas. En los cuatro años que el protagonista vive en soledad se descubre una naturaleza rica, en flora y en fauna, que se manifiesta como tal se conoce por aquella zona nicaragüense.
Pero un día, tenía que ser por el mar, hacia él llegó compañía, dos hermanos indígenas y un abuelo para enterrar. El viejo murió cuando pescaban y el viento los llevó a la deriva, mar adentro, durante nueve días. El joven se llamaba Ayasharre, que significaba "Corredor Veloz", fuerte, con reservados modales y 16 años de edad. Su hermana era Yalutta, "Arboleda Verde", y tenía un año más que su hermano, de piel cobriza y cubierta solo de un taparrabos de algodón y un collar de dientes de tigre. No hace falta que les cuente para que adivinen la futura relación entre Penrose y Yalutta.
La vida alrededor de los personajes va girando y de la unión nace un primer hijo, y un segundo cuando la madre muere en el parto. La comunidad que fundara Penrose se agranda cuando a ella se suman otros personajes, indios amigables venidos del norte, un fugitivo esclavo negro, un marino escocés, un caballero español, un capitán holandés...
La historia del marinero Penrose es un manual de naturaleza, de convivencia, de costumbres. Una aventura que duró 27 años por tierras nicaragüenses y en la que deja encomendado a uno de sus hijos, Luta, que entregara sus manuscritos al primer Capitán inglés que pasara por allí, para que lo llevase a su país natal y en él lo publicaran. Fue así como lo hizo, pero la providencia quiso que la editorial no le prestara interés y lo guardaran en un cajón hasta que, después de su muerte, un golpe de suerte sacó a la luz de Inglaterra la historia y parte de la vida de un hombre por tierras nicaragüenses.


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