lunes, 24 de octubre de 2011

Cultura maya ( II )


El Clásico fue el periodo de mayor esplendor en la cultura maya, ningún otro pueblo de la América precolombina consiguió un nivel de desarrollo como esta civilización mesoamericana. Fue en esta etapa cultural en la que alcanzaron tantos adelantos científicos, técnicos y sociopolíticos. Durante este periodo la población aumentó de manera considerable dentro y fuera de los centros ceremoniales ya construidos en el Formativo y se crearon otros nuevos.

A este llamativo periodo de la cultura maya también se le conoce por Teocrático. La creencia extendida de que eran los sacerdotes los que ejercían el poder político y que toda la económica, sociedad y cultura se desarrollaban en torno a la religión, es el motivo por el que al periodo Clásico se le conoce también de esta manera. Pero las teorías de los arqueólogos del siglo pasado sobre este tema se fueron derrumbando según se iban descubriendo los nuevos datos que revelaban el estudio de su cultura, principalmente por su escritura jeroglífica, que mostraban una imagen de guerras constantes entre las ciudades. Aunque en la actualidad se tiene por confirmada la gran importancia que los sacerdotes ejercían sobre los gobiernos en los Estados mayas de este periodo, de igual modo se da por válida la existencia de una clase noble y los guerreros, donde también se concretaba el poder.

El aumento de la población y la creación de los nuevos centros ceremoniales propiciaron un incremento notable en la agricultura. Pasó de ser una actividad casi de auto-consumo para convertirse en grandes cultivos con grandes contingentes de labradores dedicados a la producción, en una compleja división del trabajo que trajo consigo una también dividida clase social. La concentración de poder y el control de la fuerza de trabajo por parte de algunos grupos conformaron una sociedad altamente estratificada, en la que también surgieron grupos de especialistas dedicados en tiempo completo a ciertas actividades (comercio, artesanía, sacerdocio, etc.).

Entre las más importantes ciudades de las tierras bajas del sur en el Clasico estaban: Tikal, Uaxactún y Quiriguá en Guatemala; Copán en Honduras; Palenque, Yaxchilán y Bonampak en Chiapas; Calakmul en Campeche; Caracol en Belice y Comalcalco en Tabasco. Al norte fueron Cobá en Quintana Roo y, ya en las postrimerías del periodo, Uxmal en Yucatán.

Tikal (800 a. C. al 869 d. C.)fue una de las más importantes ciudades del periodo Clásico, ubicada en la zona del Petén, Guatemala, junto a Uaxactún (600 a. C. al 889 d. C.), localizada a 25 kilómetros de la primera. En Uaxactún se encuentra el templo más antiguo que se conoce en la región, donde se observó por primera vez la existencia del arco falso o bóveda maya, el elemento más distintivo del estilo arquitectónico. La ciudad de Tikal llegó a tener más de 1.000 habitantes en su momento más culminante. Su situación estratégica, entre dos sistemas fluviales que iban al Golfo de México y al mar Caribe, propició su etapa esplendorosa apoyada en el comercio, del que dependía y lo que la convirtió en la ciudad más grande del continente americano en el Clásico Tardío, hoy queda enclavada en pleno corazón de la selva guatemalteca.

El centro científico del mundo maya fue Copán, Honduras. En él se dieron los grandes avances astronómicos de la civilización maya, se determinó la duración del año tropical, se crearon las tablas de eclipses y se ideó la fórmula para ajustar el calendario, con más exactitud que el que utilizamos actualmente.

La ciudad más occidental del Área Maya es Comalcalco, a la falta de piedras en la región con las que construirla le dio una característica propia, diferente a todas las demás ciudades mayas. Todos sus edificios se construyeron con ladrillos de barro cocido y un estuco a base de conchas de ostión. A Comalcalco podríamos definirla como el "gran banco o la fabrica de la moneda maya", pues la región fue la principal productora de cacao, cuya semilla se utilizó en toda Mesoamérica como moneda de cambio por las distintas culturas.

En Calakmul se hallaron más de cien estelas. Cobá, que floreció en 623 d. C., es el centro teocrático más antiguo del noroeste de la península de Yucatán. De esta ciudad, a orillas de cinco lagos, dijo el arqueólogo Antonio Benavides en su artículo "Cobá": "En Cobá y sus alrededores vivían miles de personas, la mayoría en casas precarias con cimientos de piedra; paredes de lodo y techos de hojas de palma. En el centro de la ciudad, cerca de los templos, de los edificios públicos y de los juegos de pelota, habitaban los gobernantes en casas grandes de piedra decoradas con figuras de estuco. También había amplias plazas en las que se reunía la gente los días de mercado o cuando había alguna celebración pública. La vida de Cobá era muy parecida a la de otras grandes urbes prehispánicas como Teotihuacan y Cholula en el altiplano central o Monte Albán y el Tajín. Existía un sistema de gobierno con grandes diferencias sociales. Un grupo minoritario compuesto por sacerdotes, dirigentes y guerreros de alto rango organizaba y controlaba la mayor parte de las actividades (religión, economía, política, educación, etc.) de una gran población de tal manera que los bienes y servicios eran mayormente disfrutados por ellos".

En la zona donde se localiza Palenque (enclavada en la selva de Chiapas), Yaxchilán, Bonampak y Piedras negras, fue donde se encontraron los primeros indicios de que la guerra era una actividad muy común entre las ciudades mayas. El ejemplo más claro lo encontramos en Becán, en el estado de Campeche, ciudad fortificada rodeada por un foso seco.

Para el final de este periodo la relación existente entre la región maya y el Centro de México fue importante, estrecha y duradera. De los siglos V a VII Teotihuacan controló los centros mayas a través del dominio político y la guerra, aunque más que por esta vía fue mediante la influencia cultural y el acceso de una serie de recursos naturales como el cacao, mercancías básicas de las redes comerciales. Existen muchas opiniones que culpan a esta influencia teotihuacana, con su decadencia y caída, de la desintegración que sufrieron los centros ceremoniales mayas.

No son pocas las teorías que envuelven el misterio de la decadencia y desaparición de los grandes centros teocráticos mayas, entre los años 750 y 900. Todas ellas relacionadas con la superpoblación y la falta de alimentos, así como la desaparición de la selva por culpa de los sistemas agrícolas que empleaban por aquel tiempo. Todas estos motivos bien pudieran ser ciertos pero no lo suficientes como para propiciar el abandono total y repentino de los centros religiosos. La posibilidad de que, unido a estas circunstancias, la desequilibrada e injusta estratificación de la sociedad, cuyo poder estaba en manos de un grupo de nobles y sacerdotes que imponían al pueblo fuertes cargas tributarias en trabajo y especie, propiciara un rebelión sangrienta que obligara a emigrar hacia otras tierras a la mayoría de los habitantes. Por tanto, un colapso social, político, económico y ecológico, fueron las causas más creíbles.

Presumiblemente, a todo esto habría que sumarle la parte influyente de Teotihuacan en la economía y la cultura maya, que fue saqueada y reducida a cenizas entre los años 700 y 750 por fuerzas desconocidas. La caída de Teotihuacan dejó el poder dominante del Valle de México en Xochicalco y más tarde pasó a manos de los Toltecas.



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